top of page

Y AQUEL MOMENTO...

  • fernandaoteroescri
  • 27 mar 2024
  • 5 Min. de lectura

Y AQUEL MOMENTO...

Qué difícil puede ser a veces dibujar con claridad el instante en que las cosas dan un vuelco imposible de deshacer. ¿Será un momento? ¿Será un camino? ¿Un proceso? O tal vez sea una combinación de tantas y tantas cosas…

Soledad sabía que era un punto, o un tiempo, de inflexión. Que algo estaba a punto de cambiar para siempre. Que era sí o no, blanco o negro, ahora o nunca más.

Habían sido tiempos realmente difíciles. Meses, años en realidad, de luchas interminables. Porque cada vez que las cosas parecían ordenarse, que el corazón parecía estar tranquilo, que su cabeza encontraba por fin la calma, algún nuevo sacudón hacía que todo se tambaleara una vez más. La quietud, esa que se disfruta, se admira, se siente en el alma duraba tan poco tiempo… La sensación era de frustración constante. En distintos aspectos, de diferentes formas, desde distintos lugares…

Sabía y jamás dudaba en reconocer y agradecer que sus amigos eran su gran tesoro. Ese que no la había abandonado a pesar de esos largos años de ausencia, cuando su vida transcurrió como un sueño entre tinieblas muy lejos de sus personas y rincones favoritos. Esos amigos que siempre aparecían, de diferentes maneras, pero estaban con la palabra justa, la risa exacta, el abrazo que necesitaba. Esa era su fortaleza, ellos eras su refugio, aquello era lo único que sentía en orden en aquel momento.

Y entonces comprendió que la vida no siempre es para adelante. Que hay momentos en que es indispensable hacer un alto y mirar hacia atrás. Porque allá atrás pueden estar muchas de las razones por las que no podemos avanzar. Quizás en los días pasados, en las épocas más oscuras, o más felices, quedaron las verdaderas semillas de ese árbol que sembramos y jamás logramos ver crecer. Y claro que no es fácil. Intentas volver a recorrer todo lo vivido, a revivir lo doloroso, a echar de menos lo que nos hizo más felices… Todo eso hace que nuestro corazón parezca estallar en miles de pedacitos que jamás volverán a estar juntos. Sin embargo, aun así, con toda esa angustia, ese miedo y cargada de incertidumbre supo que era el momento.

Y buscó espacios, herramientas, personas que pudiesen acompañarla en esta búsqueda, que era al mismo tiempo una despedida. Debía buscar el origen de muchos dolores, la causa de inseguridades, la razón de sus miedos más profundos. Y cuando los encontrara, y pudiese por fin comprenderlos, recién en ese momento podría decirles adiós para comenzar a mirar hacia adelante con otra perspectiva. Ella sabía que estaba llena de luz. Hace muchísimo tiempo, parecía que había sido en otra vida, alguien había dicho que tenía “alquimia”, que era capaz de llegar a un lugar y transformarlo todo. Claro que en ese entonces no pudo creerlo, mucho menos comprenderlo. Y si no recuerdo mal, hasta reaccionó con cierta agresividad, como hacía siempre a modo de resguardarse tras un escudo que pudiese protegerla de lo que en realidad se acercaba a ella para regalarle sonrisas y minutos felices.

Soledad sabía que el resto del viaje no podía continuar así. Quería y necesitaba tener otro horizonte, uno más parecido al que había soñado hace ya tanto tiempo y que sentía se iba alejando cada vez más a medida que el camino de la vida la llevaba por una parte del sendero que no era la que le gustaba.

¿Cuándo había renunciado a esos sueños inmensos que había tenido algún día? ¿Cuál fue el instante en el que comenzó a creer que estar mal, vivir luchando contra viento y marea era la realidad que le pertenecía? ¿En qué momento dejó de pensar que el amor era posible para ella? Porque si hay algo que siempre tuvo muy claro es que el amor, tal cual ella lo concebía, jamás había estado en duda. Ese amor puro, inmenso, con compañía, admiración, respeto, pasión, proyectos, manos enlazadas… Ese amor que había sentido sólo una vez y que jamás pudo vivir. Ese amor que permite saber que cuando mirás a “esa” persona, sólo se siente la certeza de que es a su lado el mejor lugar para estar y quedarse. Soledad siempre había creído en esa clase de amor, el verdadero, el sincero, el de cuentos. Pero, sin embargo, desde hacía muchísimo tiempo, tal vez desde siempre, había dejado de creer que ella podía vivirlo. Y aun así, hubo un día en que también quiso volver a creer en él. ¿Por qué no pensar que los años, las experiencias, las cicatrices podían ayudarla a estar por fin preparada para enamorarse otra vez?

Por todo esto y más es que comprendió que era necesario mirar hacia los días del pasado. Ya no alcanzaba con seguir caminando, con luchar, con intentar. No. Basta. Era hora de llenarse de coraje para mirar de frente todo aquello que la había lastimado, la había marcado, la había decepcionado. Esos momentos, o esas personas, eran las que guardaban las respuestas. Soledad se había encerrado en la creencia de no poder muchas cosas por otras tantas cosas que le habían sucedido, que la habían rodeado, o que ella misma había decidido, pedido o elegido vivir. Era tiempo entonces de desenmarañar todo aquello para saber de cuánto era capaz, hasta dónde podía llegar, qué tan feliz podía ser una vez que se desprendiera de aquel peso enorme que cargaba sobre su espalda.

Soledad estaba más que segura que, más allá de la realidad a veces tan oscura que estaba atravesando, había otra visa esperándola. Comprendía que debía haber un cambio radical, profundo y sincero en su interior antes de que todo lo maravilloso que la estaba esperando se manifestara como algo posible y verdadero.

Entonces hubo un momento, que no puede describir con precisión, en el que decretó que todo había cambiado. No fue sólo una declaración. Ese convencimiento estaba acompañado de mucho trabajo espiritual, mucha reflexión, muchas herramientas que le brindaron las llaves para abrir la puerta que la llevaría a ese nuevo camino. Y también hubo alguien que fue muy especial para ella que la desafió a desafiarse. Que la hizo sentir (o ver) que no veía su capacidad y potencial reales, que no tenía una ambición acorde a lo que podía lograr, que estaba sin un rumbo preciso que la guiase hasta el lugar donde sí estaba segura quería llegar.

Entonces todo este conjunto de planteos, señales, trabajo interno y deseos hicieron que ese tan ansiado día llegara. Soledad estaba por fin lista para enfrentar la vida desde otro lugar. El espejo comenzó a devolverle otra imagen cuando se paraba frente a él. Los sueños a los que ella sentía como delirios se volvieron planes a futuro. Las oportunidades comenzaron a presentarse como un presente y futuro posible, y ya no como algo que veía lejano y solamente disponible para los demás.

Y hoy, mientras les cuento esta pequeña historia, Soledad está comenzando a escribir otro capítulo de su historia. Sin dudas, el que será el primero de los mejores por venir.

Hoy ella cree en el amor y está dispuesta no sólo a darlo, sino sobre todo a recibirlo, y también ansiosa por hacerlo. Hoy está haciendo lo que realmente disfruta hacer. Hoy su realidad económica ha cambiado. Hoy ya no tiene cuentas pendientes con su pasado. Hay quienes pudieron volver a su vida y quienes no. Eso, sin embargo, no es lo que marca la diferencia. Lo importante es que, por primera vez desde que puede recordarlo, lo que era angustia, dolor o enojo frente a situaciones que había atravesado, y en cuanto a las personas involucradas en ellas, se ha transformado en paz. En su interior hay un equilibrio al haber liberado esos sentimientos, porque sólo de esa manera pudo liberarse ella misma. Hoy ya no tiene asuntos que la aten con etapas anteriores, sino sólo puentes que la acercan a todo lo que siempre quiso lograr y de lo que nunca, hasta hoy, se había sentido realmente capaz.

Entradas recientes

Ver todo
UN NUEVO COMIENZO

No siempre la vida nos permite entender los motivos de las cosas que suceden justo en el momento en que ocurren. Muchas veces nos...

 
 
 
SIN USTEDES

A veces los días pasan por delante de nuestros ojos, y simplemente observamos cómo los hechos, las vivencias, los momentos se suceden uno...

 
 
 
LA LECCIÓN

Y por primera vez luego de muchísimo tiempo, Alma encontró tiempo para regalarse. Había estado acostumbrada a demasiados días, meses y...

 
 
 

Commentaires


Sobre mí

Iniciando una nueva etapa en mi vida. Quiero que la parte que aún falta del camino sea la que me vea alcanzar mis sueños y sentirme plenamente realizada y feliz.

Escribir era mi asignatura pendiente y por fin me animo a hacerla realidad.

Estoy apenas emprendiendo lo que algunos podrán ver como utopía, otros como divague, pero que yo estoy decidida a convertir en mi más absoluta realidad.

Bienvenidos a todos aquellos que quieran compartirla.

Únete a mi lista de correo

¡Gracias por tu mensaje!

© 2035 Creado por Trotamundos con Wix.com

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
bottom of page